LAS ESTACIONES DEL AMOR

Me gustaría quedarme viejo para que nunca deje de quererte, me gustaría quererte, me gustaría quedarme en la orilla del mar para distraerme con el sonido de las olas al chocar con la orilla pálidamente iluminada por los tibios rayos del sol, amanecer matutino de la noche en penumbra, con los ruidos del viento silencioso.

El bosque en llamas huye seco al pensar en los diferentes momentos en los que la lluvia sonriente derramaba sobre sus verdes hojas marchitas del intrépido lumbral.

Y fue solo la noche de Agosto, cuando el sol salio mil veces, la nieve se volvió negra y el cielo pálido enrojeció derrepente, cuando los árboles dieron frutos blancos y la luna huyó.

Fueron dos lunas de un sol opaco, dos veranos de un invierno, pero ninguno tan solemne, fue la mañana de septiembre cuando el viento dejo de soplar, y las fantasias se hicieron realidad.

Deje de pensar en tu recuerdo, para concentrarme en mi olvido, para vivir el presente sin medir el futuro sintiendo el pasado tan cerca de mi y corriendo de la muerte que se muere por dar fin a este horrible relato de un pobre tonto infeliz que en el último copo cálido de nieve, dio su ultimo lamento.

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