LA HISTORIA FELIZ.


Caminas...

Me miras y no alcanzo a ver tu alma...

Sigues caminando...

Ella también camina...

A ella le regalas el alma...

Ella te mira y no ve tu alma...

Ella sigue caminando...

Agachas la cabeza...

Ella camina orgullosa...

Agacho mi cabeza y aún te miro...

Ella desaparece...

Tu corazón se vuelve de papel...

El mio ya no existe...

Te llevas la mano al pecho...

Tus ojos lloran...

Los míos se quejan...

Quiero correr a consolarte...

No me muevo...

Ella se da cuenta...

Ella corre...

Ella te abraza...

Tu llanto se detiene...

Te pide explicaciones...

Callas con sollozos...

Ella coge tu rostro entre sus manos...

Se miran...

Ven sus almas...

Un impulso nace en tu cuerpo...

La besas...

Te besa...

Me ignoran...

Ella lo comprende...

Ella también lo siente...

Lloró...

Las lágrimas corren por mi rostro...

Tu no me ves...

Tu no corres a mi encuentro...

Tu no secas mis lágrimas...

Tu no me besas...

No hay nadie que corra por mi...

Te alejas con ella...

Los dos sonríen...

Me quedo ahí...

Muero por dentro...

Lloró por fuera...

Te amo de nuevo...

Te mato lentamente...

Mi imaginación se detiene...

Mis ilusiones resbalan por mis mejillas...

Sonríes a tu felicidad...

Ahora no se si te amo...



LA VERDAD


Y entonces lo supe. Tu mirada lo callo, pero tus palabras lo dijeron en susurros. Quise amarte y, a pesar de ahora ser más probable, sabia que significaba que era también más imposible. Ahora solo imagino tu sonrisa al pensar en quien te ha robado el corazón, imagino tu felicidad,al hablarle y pienso, que quizás nunca podré alcanzar esa felicidad contigo.

Te ame. Te amo. Te amaré.

Tu nunca a mi, pero yo siempre a ti, como un fiel creyente, como una gotera constante...

Imagino tu sonrisa dibujada por alguna ninfa o algún Dios y lloro, me caigo hecho pedazos, pues no comprendo como tú...Tu no sabes que eres mi ángel, mi Aquiles, mi Apolo, mi Ulises... Que eres ese todo y esa nada. Que quisiera ser yo quien dibuja tus sonrisas y pinta tus atardeceres. Quisiera ser el que te trae la luna con una soga de versos, quien te alumbre la noche con millones de estrellas, quien se duerme con tu risa y navega en tu sonrisa.

Pero solo me quedo con esto, en esto, en imaginar mientras navego por este rió infinito, este tártaro.

LO QUE ME HICISTE VIVIR.


La daga empezó clavándose lentamente… Entonces placer.

Buscó, a tientas y con muchos tropiezos, mi corazón para acabar con los suspiros y la vida… Entonces ilusión.
Pensaba que me amabas, que me mirabas, que llorabas por mi como yo por ti, que te perdías entre ilusiones compartidas, que éramos dos alamas con un mismo sentimiento, que suspirabas, que abrazabas una almohada, que besabas el aire que tenías y hacías todo como yo lo hago contigo… Entonces amor.

Pero el dolor invadió mi pecho, y, al sentir que tus ojos ya no se detenían en mí, supe que nunca lo habían hecho y lloré sin lágrimas y te busque, sin hacerlo, entre mis sueños y mis fantasías tristes… Entonces desilusión.

Soñaba ahora con paisajes oscuros, donde tu mano no podía acompañarme, nunca jamás intente soñar con tu mano sobre la mía, tus sonrisas perteneciente a mi alegría, tus miradas siendo solamente mías… Entonces tristeza.

Pensé que ya no te quería, pues ya no te cruzabas en mi camino y te odie toda tu ausencia y lloré toda mi soledad y anhele un respiro tuyo, una mirada tuya… Entonces negación.

Pero volviste. Antes de lo previsto, con nuevos aires. Caigo, me rindo a tus pies nuevamente, como si nunca te hubiese dejado de amar, como si no te odiará por enamorarme, como si nunca te hubieses ido… Entonces locura.

Tus sonrisas eran mías nuevamente, tu amor solo mío y entonces era como si nada pensado en el pasado hubiese sucedido, olvide el dolor tan pronto como la daga salió de mi cuerpo, pero olvide también el amor pues te habías llevado por trozos mi corazón.

Nuevamente, estaba a tu merced, siendo tu fiel amigo, tu admirador más cercano, el que anota tus palabras y suspira cada verso que cae de tus labios. Otra daga se clavó en mí, pero esta vez no la sentí y entonces tuve miedo de que ya no sintiera más o que me perdiera más en los caminos que me traza tu amor egoísta… Entonces Alzheimer.

EL FRÍO


El frío había entrado en mis huesos y buscaba matar cualquier sentimiento. Incapaz de florecer, sucumbía la flor al intentar, como única salida, el dolor de perecer y marchitarse en la tierra árida que le había regalado la vida y la maldición de la ilusión.

Tu presencia se deslizaba. Mis ojos seguían viéndote. El deseo crecía en mí. Me perdía en tus ojos, en las fantasías que nacían en mi cabeza… Cada movimiento de tus labios, cada cruce de miradas, que no sé si me miran.

El frío vuelve, trepa por mis piernas buscando ahogarme, buscando alcanzar mi cuello y asfixiarme. El frío sube lentamente, me mata y llora está, mi alma, grita desesperada pero sin sonido. Retumban en mis oídos el sonido de unos pasos lejanos. Mi alma busca escapar, huir, de ese frío que trepa por los huesos.

Sabía que este frió alcanzaría mi alma y entonces, solo entonces, con el corazón en el pecho y esté frío en mi cuerpo, moriría… Sin dejar rastro, ni lágrimas, ni sentimientos, ni un recuerdo triste y mucho menos unas palabras para ti mi amado. Pues de que serviría dejarte todo cuando para ti ya no hay nadie que habite este cuerpo, cuando para ti ya estoy muerto…

EL REGRESO

Sabía que sucedería, tarde o temprano, volverías de las profundidades del averno y devorarías una a una las plumas de mis alas para no dejarme volar hacia el cielo que me esperaba en su inmensidad y pureza. Te vi, y eso será lo único que podré decir al respecto, te vi y recordé porque te amaba, recordé todo, como si nunca te hubieses ido, como si el tiempo que nos separó fue cuestión de horas o quizás segundos.

Ahí estabas tú, detrás del cristal, mirabas afuera para distraerte y estaba yo, sin esperar tu hermosa mirada, sin esperar a que me vieras, sin querer que me vieras… Estabas tú ahí sentado y con la mirada perdida.
Supe que sabias que te miraba cuando cambiaste la mirada y la lanzaste de nuevo al vacío esperando a que mi mirada desapareciera para no hacerte sentir incómodo.

Sabía que sucedería, que no estaría preparado para tu regreso, que volverías casi sin avisar y sin ánimo de enamorarme de nuevo, aunque lo hiciste y no pude hacer nada para detener este sentimiento que corría triste por mi cuerpo.

Juré no verte más, había jurado odiarte, dejar que te perdieras en el enorme baúl de mis recuerdos más tristes, pero ahí estabas pegado de en la ventana, tatuado en la puerta, enmarcado en el baño, en mi desayuno, en cada comida, en cada respiro, en cada sueño…
Esperaba que sostuvieras mi mano como lo habías hecho tantas veces en mis sueños. Esperaba encontrarme con tu sonrisa o quizás con una mirada que me llevará de vuelta al cielo, pero nunca sucedió, tus ojos, hermosos, solo me dedicaron la misma mirada de siempre, la misma triste y agónica mirada llena de orgullo y desprecio.

No conozco mi rostro cuando te miro. Jamás podré conocerlo.

Solo necesito tu mirada, tu sonrisa, un poco del aire que respiras… Algo que me haga ilusionarme una vez más para soñar que soy feliz, para alejarme de todo lo que me perturba, para…

QUIZÁS FUE POR DESPECHO

Quizás fue por despecho, pero supongamos que no es así, de esta manera no se pierde lo lindo que estoy por contar. No sé ni siquiera si tiene algo de lindo lo que estoy por contar, pues al fin y al cabo sigo enamorado de ti, y sé que lo sabes. Ayer meditaba por la tarde, luego de la siesta de la tarde, me senté en el sillón y mire por la ventana de mi sala. Seré sincero y diré que esperaba a que aparecieras, pero no sucedió, así que luego de un rato de ver parejas felices pasar por el frente de mi ventana me vino un pensamiento que quiero compartirte hoy en este día tan nublado y ausente de tristeza.

El pensamiento que recorrió mi mente es quizás un poco complejo y no lo entenderás enseguida, sin embargo lo mencionare porque creo que es lo correcto, mi pensamiento consiste en… Bueno, no sé si soltarlo de una, no sé si debo poner dos puntos o empezar un nuevo párrafo con la sentencia de mi pensamiento, sé que debes estar retorciéndote de la curiosidad o solo quieras terminar de leer y darte cuenta de que quizás no es nada importante.



Sé que no te he olvidado y es por esto que deseo, con todas las fuerzas que me quedan dentro del pecho, enamorarme de nuevo, pues contigo esto ya no se puede llamar amor, esto ha pasado a un tinte oscuro y triste… No sé cómo llevar a cabo mi cometido, no sé si primero debo olvidarte o buscar a alguien que me enamore al mismo tiempo que te olvido, quizás lo mejor sea lo que dice la gente, que no haga ninguna de las dos cosas, que sencillamente deje de pensar en amor y que finalmente llegará.

Estoy hablando un poco enredado. Creo que es la primera vez que te digo, casi de manera directa que me gustas mucho y que muero cada segundo, cada minuto… Que te pienso cada 2 por 3… Pero necesitaba que supieras esto, que me haces mucho daño al no sentir lo mismo que yo y que, de manera desesperada, necesito alguien que me enamore para volver a comprender lo que es el amor, pues tu solo me has dado dolor e infelicidad. Creo que no es el lugar, ni el momento, para decirte que ahora odio cada parte de tu cuerpo, cada pedazo de piel, cada sonrisa, cada palabra tuya que se esfuma en el aire, cada mirada que no va para mí… Te odio, no me queda claro el porqué, solo sé que es así.

No he parado de pensar en ti, y ahora más que nunca, creo que jamás podré hacerlo. Ahora que no estás aquí conmigo la soledad se ha apoderado de mí y de esta maldita casa, estas 4 paredes me aburren y me llenan de eso de lo que quiero escapar, tengo miedo de salir a la calle y encontrarme con alguien pues creo que solo me haces falta tú. La gente me llena de nostalgia, todo me recuerda a ti, desde el despertar en la mañana hasta el muchacho que se sienta en el café de la esquina pasada la tarde con un cigarrillo en la mano, pasando por las noches frías y la soledad de este sillón de cuero café que fue testigo de mis fantasías silenciosas y nuestro amor incierto.

Ahora más que nadie, y con mayor seguridad, es decir, no me cabe la menor duda de que necesito salir, de que necesito encontrarme con algún extraño en la calle que me salve de este dolor horrible que has plantado en mí… Necesito, de manera desesperada alguien que me enamoré y me lleve a las nubes así como lo hice yo con tu imagen nacida en mi subconsciente o, para ser precisos y sinceros, en mi imaginación.

No espero que comprendas por lo que paso en este mismo instante, pues alguien tan bello y siempre tan bien acompañado como podría entender de la nostalgia de la soledad. Alguien como tú, que no cree en el amor, alguien como tú, para el que solo existen las relaciones de los cuerpo ¿Cómo podría esperar a que tú entendieras por lo que pasa mi alma?

No quiero que entiendas estas palabras como dagas que intentan matarte… Por el contrario, espero que entiendas que lo mejor es que te olvide y para ello necesito morir, pues el destino intenta juntarnos en todo lo que hacemos, en cada actividad, en cada segundo… Yo lo comprendo, pero no lo entiendo… ¿Qué necesidad tiene el destino de juntarnos, si tú nunca podrás sentir algo por mí? Es por esto, que he de morir, de esta manera el destino dejará de jugar con nosotros, con nuestras vidas que parecen cruzarse pero nunca atarse, de esta manera tú podrás ser feliz y yo podré estar mejor en otra vida donde no sufra por verte cada segundo, donde quizás me enamore de ángeles y no de semidioses como lo eres tú.




Miraba por la ventana cuando me paso este pensamiento por la cabeza, contrario a lo que se puede pensar, no lloré y creo que lo asumí con mucha madurez. No puedo permitirme más el hecho de verte a la cara, deslizarme en tus labios y nadar en tus ojos oscuros, cuando tú no me amas, no me miras de la misma forma.

El cielo estaba nublado, gris, opaco, ausente de luz… Pero la gente que pasaba por mi ventana sonreía abrazada a otro cuerpo, con verlos a la cara descubrí que en sus ojos había algo que los nublaba, algo que quizás nunca conoceré: El amor.

Reconozco que el problema no está en el amor, el problema está en esta obsesión que tengo contigo, con tu alma.

Es que no me cansaré de dormir con tu imagen, dormir con mi imaginación abrazándome, no me cansaré de llorar tu ausencia, de besarte cada noche antes de dormir, al despertarme, al irme de la casa… Cuantos besos en las puertas te deje en el cambio del amor, sin embargo tú te vas como quien no duda la partida, te vas y me resisto a perderte, ruego por tu cariño, como un perro te miro a los ojos buscando tus caricias, no te vayas le susurre al odio, no te vayas y bésame las manos, acaríciame la espalda y deséame la boca, no te vayas y prometo ser capaz de todo, de irme o de quedarme o de simplemente seguirte a tu guarida, la decepción te mata, me dijiste con voz radical jurando no regresar, sin embargo espero verte y salir corriendo a buscarte, sonreírte y que te mueras por mí de nuevo, que te quedes conmigo y me mires con las mismas ganas de no irte más.

Pero ya estas fuera de mi casa y ahora que mi mente me traiciona y tu imagen ya no me habla al oído mientras duermo o nos cogemos de la mano entre sueños y somos felices un instante… Me dan ganas de llorar, me da un sentimentalismo que no soporto y que me ahoga. Deseo que regreses, pero nunca estuviste acá, a mi lado, consintiéndome la cabeza, en cine conmigo, en la puerta de mi casa, en mi cama, en mi vida…

Ahora más que nada, deseo que regreses, o que regrese el sentimiento pues cuando estaba enamorado me sentía inmortal, infinito, feliz…

Quiero que tengas una buena vida, que tu logres ser feliz como yo jamás podre serlo en tu ausencia… Y creo que es por esto y no por despecho como había dicho antes de empezar a escribir, que hoy he tenido el deseo de comunicarte, con sinceridad, lo que anhela mi corazón.