LA CARTA QUE NO SE ENVIÓ


Es extraño volver a sentir. Sentir que vives, todo parecía muerto y resulta extraño encontrarme con tu mirada. Verte y pensar que no existe mejor razón para levantarse cada día, que la de encontrarse de repente con tus ojos cafés, con esa sonrisa tan ajena. Te veo y logro imaginar lo inimaginable, logro convertirme en eso que no soy, logras darme valor con tu voz que no escucho.

No resultaría extraño para tus ojos chocar, de manera repentina, con estas palabras. No será difícil reconocerme entre la multitud, pues soy el único que te observa y se pierde en tu caminar. No quiero caer en contradicciones estúpidas, dejando que mis manos digan, tal vez, que estoy enamorado de ti o quizás que te amo o te quiero. Sin embargo, has de saber que para mí es imposible reconocer lo que abate a mi corazón, por lo que este atraviesa cada vez que se encuentra con tu presencia, en este colegio que parece una cárcel triste, con este patio tan chico que debo encontrarte en cada paso, en cada giro…

Sería para mi terrible que descubrieras quien soy, pero soy muy evidente, dejo pistas por todos lados. Creo que la mitad de la gente sabría quien escribió esto con solo mirar unas pocas palabras, pero para ti, amada, esto es una experiencia nueva, para ti seré una sombra o no existiré en absoluto, no debes reconocerme si te mencionan solo mi nombre.

He caído, últimamente, en algo que no me he podido explicar: Cada vez que me pierdo en tu presencia, me abate la duda, la incertidumbre y la tristeza, pues sé que no soy para ti ni tu para mí, sé que has de tener tus sueños y tus ilusiones con alguna chica y que yo no represento nada, pues no existo para ti. Debo dejarte, pero tu espejismo me mantiene con vida, me das ese aire que me falta.

Admirador Secreto.