SOMBRA


Tu y yo...

Yo siempre seré tan solitario como la sombra que acompaña a la tuya, como mi sombra que toma sin miedo tu inmensa mano y que se dibuja  por una línea tenue, oscura e inmaterial. Tu siempre serás tu, el que se ríe a carcajadas, el que sonríe, el que desdibuja de mi andar la ilusión, el que me ve y no llora por mi imagen triste, solitaria y vacía. 

Me nublan los celos de tu maldita felicidad que solo puede ser una en esas noches rojas, esas noches pasajeras y pintorescas. Y dejas extinguir con rapidez la estupidez de los sentidos, dejas acabar uno a uno los sentimientos, como quien deshoja margaritas como quien destripa el anima. 

Tu siempre serás feliz. Y mi sombra siempre larga, loca y triste, llorará uno a uno los besos que no me diste. Mi sombra siempre cansada seguirá mis pasos que quieren convertirse en saltos y mis saltos que quieren convertirse en vuelo para acabar de una vez con la sombra que me sigue a todas partes y que no hace parte de mi vida pero lo es tanto como tu lo eres ahora que ya no me miras con los ojos llenos de alegría, que ya no me miras con la curiosidad, que ya no me pintas con tus palabras sordas. 

Déjame caer rendido en tu pecho para que ya no existan sombras largas y torpes, para que ya no haya días sin sol y noches rojas. Dame tu aliento suavemente ligero y permiteme escapar a donde vuelan tus sueños cuando se cansan de la costumbre y de la triste cotidianidad que te marginan a ser esta sombra mía que se une con la tuya por una sola línea tenue, oscura e inmaterial. 

Pero no olvides, aún cuando tu reflejo se vea borroso frente al espejo de agua llena de arrugas, que siempre estuve ahí pisando tus talones para amarte ciegamente, para besar ese lunar que tienes tan bien puesto en el cuello, para pasarte mi sombra y ser tu yo una sola idea borrosa, un solo campo de flores, una sola sonrisa, una sola felicidad. No olvides, ahora que me has olvidado, que yo alimente tu ego, que soy el creador de tu monstruo, que yo invente tu maldita sombra que ahora se abraza a la mía en un acto solemne. 

Y ahora vete, porque ya me he cansado de verte con tu cara de idiota y tu sonrisa de imbécil impedido, vete porque he descubierto que mi sombra se apacigua y llora sola su ser para irse lejos y no volver, la tristezza desaparece y la inunda una alegría que regocija mi alma y escupe llamas sobre el sol que sigue haciendo sombras... 

Y no te preocupes por este nómada... No te preocupes, ya nunca más, ya nunca menos, ya nunca...


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