DESPEDIDA


Vi como tu silueta desaparecía de mis sueños.

Yo no quería que se fuera, pero ahí estaba, alejándose. Tu insistías, siempre lo quisiste de esa manera.

Acepto que tal vez sufro por gusto, porque siempre fui terco y ciego, nunca quise ver quien eras en realidad, dejaba que mi imaginación te disfrazará con los trajes del hombre perfecto, dejaba que mi imaginación nos envolviera en una fantasía solo existente en mi profana mente, en mi lejana existencia, en este silencio imperturbable.

Y no quise nunca que te fueras de mis sueños, pues tu eras el único que los pintaba de mil colores, los llenaba de emociones, los refundía entre suspiros y eufória...Ahora, sin miedo, la esperanza se marchita, los sueños caen y el alma llora, se desnuda...

Quisiera tener la oportunidad de decirte cuanto te amo, quisiera poder hacer tantas cosas... Pero ya no hay tiempo, las cosas están hechas, el punto final en esta historia se había extendido lo suficiente como para dejar una línea para completar los indicios de una última palabra que jamás llego. Fue entonces cuando comprendí que necesitaba un punto, que necesitaba dejarte marchar, soltar sin miedo tu mano de seda y correr en dirección contraría, sin miedo, esperando que el destino no jugará en mi contra para volverte a ver y volver a caer a tus pies, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón acongojado, esperaba no volverte a ver para no tener que caer ante los delirios de las pasiones que me produces, esperaba no verte más para no enamorarme de nuevo de tu tierna sonrisa, de tus dulces ojos, de tu insesante caminar y de tu mano de seda que nunca tocaré...

Y ahora, sin miedo, te dejaré marchar.

Nunca dejaré de amarte, aún después de saber que lo nuestro es más que imposible, nunca, pues me hes imposible arrancar este sentimiento de mi ser...

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